Roma fue indudablemente una civilización del agua. La tecnología que desarrolló para su captación, distribución y consumo no encuentra parangón hasta nuestro mundo contemporáneo.
No todas las ciudades romanas disponían de acueductos, ya que en algunas el suministro hidráulico podía quedar cubierto por pozos y por cisternas públicas y privadas excavadas bajo las casas, como han demostrado estudios en Cesarea y en la misma Pompeya
Éste parece ser también el caso de Emporiae , donde por el momento no se han localizado acueductos. Algunas cisternas podían tener dimensiones colosales, en Constantinopla (Estambul), o la piscina mirabilis en la población de Miseno . Esta última era subterránea y tenía una capacidad de 12.600 metros cúbicos, con una gran bóveda que se sostiene sobre 48 pilares dispuestos en cuatro hileras y unidos mediante arcos transversales.
Había ciudades que necesitaban mucha más agua de la que podían proporcionar las cisternas, no sólo para abastecer a una población numerosa–hasta un millón de habitantes en el caso de Roma–, sino también para alimentar las fuentes ornamentales y públicas, las termas y los espectáculos. Los acueductos se crearon para atender todas estas necesidades. Cuando se menciona la palabra acueducto pensamos de inmediato en las impresionantes construcciones de Segovia, Mérida o Tarragona, por limitarnos a España.
Roma llegó a tener doce acueductos, el más antiguo de los cuales era el Aqua Appia cuya construcción fue debida a Apio Claudio el Ciego y se inauguró en el año 312 a.C. con un recorrido de más de 1,6 kilómetros. Otros tres acueductos fueron construidos en los siglos III y II a.C.: Aqua Anio Vetus, Aqua Marcia y Aqua Tepula. El impulso definitivo vino dado por Augusto y su yerno Agripa, que repararon los antiguos acueductos y construyeron otros nuevos, algunos de los cuales, como el Aqua Virgo, se han mantenido ininterrumpidamente en uso.
El último de los acueductos de Roma fue el Aqua Alexandrina, de 22 kilómetros de longitud, obra de Alejandro Severo en 226 d.C. Con todo ello, se calcula que Roma llegó a disponer de un millón de metros cúbicos de agua al día para cubrir las necesidades de una población en constante aumento y para alimentar las once grandes termas, los aproximadamente 900 baños públicos y las casi 1.400 fuentes monumentales y piscinas privadas.
Para la gestión de las aguas residuales, las ciudades contaban con una completa red de alcantarillado. En Roma, la Cloaca Máxima, que desembocaba en el Tíber, era motivo de general admiración, como nos hace saber Plinio el Viejo en su enciclopédica Historia Natural. El buen estado de los acueductos y la red de cloacas, además de la sana costumbre de la higiene y el baño, evitaron epidemias tan terribles como las que arrasaron las ciudades en la Edad Media.
La construcción de un acueducto, desde su captación hasta su punto de distribución final, era una empresa costosísima y una de las obligaciones que tenían que afrontar las ciudades, que se enorgullecían de ello.
La construcción de un acueducto, desde su captación hasta su punto de distribución final, era una empresa costosísima y una de las obligaciones que tenían que afrontar las ciudades, que se enorgullecían de ello.
SEGOVIA:
Aquest aqüeducte transporta aigua del riu Frío a la ciutat de Segòvia, en un recorregut de 18km. És una construcció romana de la segona meitat del segle I i a principis del segle II d.c. Aquest, està construït amb pedres de granit, procedent de la serra de Guadarrama. L’aqüeducte té 119 arcs i 120 pilars. La seva longitud és de 638 metres, i l’alçada és de 29 metres.

TARRAGONA:
Va ser construït al segle I a.C, va ser construït al costat dels barrancs dels Arcs. També se li coneix com el Pont del Diable, ja que explica la llegenda que en la primera construcció de l'aqüeducte quan tot anava endavant va haver-hi una forta tempesta i ventada que va destruir l'aqüeducte. El constructor en veure l'enderroc del pont va dir que només el dimoni podia fer un pont de mil anys de durada i en aquell moment se li va aparegué Satanàs de sobre i li digué que ell faria el pont aquella mateixa nit amb pedra de la pedrera de Mèdol.
TARRAGONA:
Els aqüeductes aprofiten la inclinació suau del terreny per tal que l'aigua simplement flueixi en el sentit desitjat. Al principi de tot un dic emmagatzemava l'aigua i en regulava el cabal. Quan l'aigua arribava a la ciutat anava a parar al castella aquarum des d'on es distribuïa en totes direccions a través de canalons. Els primers a rebre-la eren les fons publiques i les termes, i quan les necessitats d'aquestes estaven cobertes la resta del cabal emmagatzemat també es distribuïa entre particulars.



Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada